A las 07:00 de la noche del 05 de diciembre inició en la Basílica Menor Inmaculada Concepción de María ubicada en El Viejo, Chinandega, la serenata de amor a la madre santísima.

El espacio en el que desfilan reconocidas personalidades e instituciones promotoras de la cultura religiosa es el preludio de otro evento religioso de gran significado para la comunidad católica nicaragüense, la Lavada de la Plata.

Las familias viejanas y de diversas partes de Nicaragua colmaron el parque Mariano Duvón, frente al santuario nacional que sirve de morada a la patrona de la tierra de lagos y volcanes.

La singular gigantona de León y sus coplas adaptadas a la ocasión en paralelo a fuegos artificiales fueron la génesis de la serenata, seguidamente el coro de la iglesia anfitriona deleitó a los presentes.

El Teatro Nacional Rubén Darío imprimió el orgullo mariano al entonar perfectas alabanzas que inspiraron al público a corear. La soprano, Elisa Picado y el tenor, Laureano Ortega Murillo fueron los más aplaudidos de la noche.

«Muy contentos de poder compartir esta noche de adoración a nuestra virgen madre, dedicando no solo nuestra voz sino nuestra alma y espíritu y nuestras esperanzas de vida y paz», dijo el director de Incanto que participó por tercera ocasión, «y vamos a seguir hasta que Dios nos preste vida».

El Ballet Folclórico Haydée Palacios puso fin a la serenata en honor a la Inmaculada Concepción de María, en escena presentó la identidad folclórica más representativa del país, villancicos y pastorelas.

Un momento importante lo marcó la obra teatral de tres escena que explicó cómo vino la virgen al país según archivos parroquiales de más de cuatro siglos del templo más importante de El Viejo.

Rodrigo Urbina Vivas, cura párroco de la Basílica Menor Inmaculada Concepción de María, encomendó «nunca dejar de alabar a la virgen porque ella es signo seguro de predestinación eterna».