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Caribe se toma Granada y Juigalpa

Caribe se toma Granada y Juigalpa

Este fin de semana, 15 y 16 de marzo, el ritmo, la alegría, el color y la tradición del Caribe nicaragüense invadieron las calles de Granada y Juigalpa, en un desfile donde se fusionaron las raíces de la costa Caribe con la esencia cultural de estas dos emblemáticas ciudades, creando un espectáculo único que cautivó a todos los presentes.

En Granada, las calles coloniales se transformaron en un escenario lleno de movimiento y energía, donde los ritmos invitaban a los espectadores a unirse y ser parte de esta gran fiesta que celebra el orgullo de ser nicaragüense.

Los costeños, con sus trajes coloridos, sacaban a relucir sus singulares movimientos de caderas, en las calles resonaban las danzas tradicionales como el Palo de Mayo, Mayaya la Sinki… Granada por su parte, ostentaba sus coloridos trajes de folclore engalanando el desfile, creando una armonía perfecta.

Yader Brenes, del grupo All Star de la Costa Caribe, expresó: “Para nosotros es un orgullo representar a nuestra Costa Caribe. No solo queremos que la gente lo vea, sino que lo sienta. Bailamos para unir a las personas y mostrar lo que somos”.

Por su parte, Juigalpa recibió el domingo 16 de marzo a las comparsas provenientes de Bluefields. En esta ciudad, los ritmos caribeños se mezclaron con los bailes típicos de la región chontaleña, creando una fusión cultural única. Los espectadores disfrutaron de coreografías que transmitían alegría, bailando al ritmo de los tambores.

Derbin Gutiérrez, uno de los asistentes, quedó fascinado con las presentaciones y destacó: “Es una gran oportunidad para que el pueblo chontaleño conozca las diferentes culturas de nuestro país”.

Diamantina Bravo, originaria de Juigalpa, compartió su emoción: “Siempre he querido ir al Palo de Mayo, pero no he podido. Ahora que está aquí, vine a disfrutarlo al máximo”.

Este carnaval fue un recordatorio de la riqueza y diversidad de Nicaragua, donde cada región aporta su sello único para crear algo aún más grande. Una celebración que demostró que, cuando se trata de celebrar la vida y la cultura, no hay fronteras que nos dividan.